El encantador de gatos by Carlos Rodríguez

El encantador de gatos by Carlos Rodríguez

autor:Carlos Rodríguez
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo
publicado: 2009-03-04T05:00:00+00:00


Alimentación

Un antepasado del gato doméstico actual, como ya conocemos, es el gato salvaje norteafricano, el Felis silestris lybica, un animal muy parecido a su descendiente, pero con unos hábitos totalmente distintos; el es un animal solitario, nocturno, territorial, muy agresivo con sus congéneres y, como todos los felinos, un magnífico cazador, dotado de un equipamiento perfecto para atrapar a sus presas: reflejos rápidos, sentidos de la vista y del oído de gran agudeza, y un armamento a base de garras y dientes como para que no se le escape ninguna de sus posibles víctimas.

Pero su carácter solitario le impide disfrutar de las ventajas de la caza en equipo, como es el caso de sus familiares los leones, o el de los lobos, comportamiento «solitario» que permite a estos animales acceder a presas muy grandes y poder contar con reservas para varios días.

Esta circunstancia va a ser determinante en sus hábitos alimenticios; nuestro gato doméstico, al igual que el gato salvaje, que dedica unas doce horas diarias (la media es de seis a ocho horas) a buscar pequeñas presas, fundamentalmente roedores, mantendrá la costumbre de comer muchas veces, aunque en pequeñas cantidades.

Se ha calculado que un gato hace «visitas» a su comedero entre doce y veinte veces a lo largo del día, aunque no coma en cada ocasión más que una pequeña cantidad de bolitas de pienso. Esta forma de comer nos puede resultar extraña a nosotros, acostumbrados a ingerir alimento un número menor de veces al día (cinco en el mejor de los casos) y en más cantidad.

Muchas de las consultas que se hacen a los veterinario son sobre la «falta de apetito» del gato, al observar lo poco que come en cada ocasión… una vez más «el problema inexistente» surgido por el desconocimiento de la realidad.

Nuestro gato salvaje norteafricano entró en la vida de los humanos, y durante mucho tiempo éstos ni se plantearon que aquel animal tuviera que ingerir alguna cosa que no fuera capaz de cazar.

A partir del momento en que el gato abandonó su vida como cazador en libertad para vivir como animal de compañía en el hogar, su alimento tuvo que ser diseñado… porque si no cazaba, ¿qué comía?

En la actualidad conocemos a la perfección los requerimientos nutricionales de cualquier gato, sea cual sea su edad o estado, e incluso disponemos de alimentos para razas felinas concretas, para todo tipo de patologías y problemas orgánicos; habría sido impensable llegar a ese despliegue de referencias sin un exhaustivo conocimiento de las conductas, comportamientos y necesidades alimentarias del felino.

Aunque parezca una tremenda estupidez, un gato no es un perro pequeño; a pesar de que ambos están taxonómicamente clasificados dentro del orden carnívoro, tienen peculiaridades que los diferencian: el gato en estado natural exhibe un comportamiento plenamente carnívoro y el perro es más bien omnívoro (alguno de sus parientes, como el coyote de California, suele degustar melón, melocotón, albaricoque, uvas, cerezas…).

Los felinos son, por naturaleza, cazadores solitarios (excepto el león), no suelen «consumir» las vísceras de sus presas…



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